Diferencias Marginales(1): ARCO

Con el tiempo este blog, su especificidad,aunque sea líquida, se demuestra insuficiente.  Hay preguntas y temas que resultan difíciles de plantear y que, pensando en ellos, en qué tienen en común, habría que poder reunir bajo este concepto: Diferencias marginales.  Porque en el arte, si te fijas mucho, puedes acabar  mareándote, puedes pensar que todo se parece y da igual, que en definitiva no hay manera de establecer fronteras, que no hay nada que bajo ciertas circunstancias no sea arte o no pueda serlo. No parece que haya alternativa a las visiones desde fuera, las que se conforman con usar la tercera persona y señalar cuando hay arte, y dar como razón la constatación de que, puesto que el objeto examinado es señalado como arte, es que lo es.  Una salida a este círculo autoreferencial en tercera persona ( Teoría institucional de Dickie) podría estar en encontrar en cada caso las diferencias que hacen posibles las distinciones.  Diferencias Marginales.

Diferencias marginales que se inspiran  en su significado en la Utilidad marginal, concepto económico que se contrapone y complementa a la Utilidad total. Así si bien la diferencia entre A y B es, sobre el total, porcentualmente muy escasa y, a la vez, progresivamente menor, su valor (significativo, económico) en cambio puede ser enorme y progresivamente mayor. Y esta multiplicación del valor tanto se puede entender como ilimitadamente creciente o al reves, ilimitadamente decreciente.

De nuevo la Brillo Box nos ilustra sobre esto, porque la diferencia entre una brillo box original no artística, una original artística y una falsificación artística de la Brillo box es siempre (o en todo caso) marginal. Arturh Danto ha dedicado mucho tiempo a establecer esas diferencias marginales, que tienen, de hecho, una enorme repercusión sobre el valor artístico y económico que se atribuye a la Brillo Box.




Esto viene a cuento porque de nuevo fui a ARCO, y esta vez podría decir: la primera vez que voy 2 años seguidos. Y repasando mi entrada del año pasado a este respecto veo que no tengo mucho más que añadir.  Podría destacar otras obras, otros artistas, porque entre tanto arte siempre hay lugar para la sorpresa y el descubrimiento, o, tal como me advirtieron, podría constatar que de un año a otro lo esencial de las ferias se repite.  Sin embargo lo que me ha entretenido no ha sido nada de esto. Precisamente en lo que me he fijado es en la importancia de las diferencias marginales, y en cómo estas son usadas en la explicación del valor del arte, tanto positivamente, para justificar el incremento en el valor, como al revés, para explicar la ausencia de valor.

Veamos:

 ¿ Cual es la diferencia entre un vaso de agua medio lleno y un vaso de agua medio lleno exhibido en un stand de Arco?

Desde el punto de vista del objeto no hay diferencia:  Un vaso de cristal con agua es un vaso de cristal con agua. Su utilidad es, en principio, quitar la sed, y su utilidad  en ARCO en ese sentido es irrelevante, a no ser que alguien con mucha sed y ninguna otra opcción para saciarla pasara por allí.

Pero desde el punto de vista del significado la exhibición de un objeto así como arte trata de ilustrar una idea liberal sobre el valor del arte, su valor justo: Un objeto de arte vale tanto como el cliente esté dispuesto a pagar. En este caso 20.000€, en este caso vendido.  Nada que Piero Manzoni no haya ilustrado ya convincentemente hace más de 50 años con su propia mierda.





Es de suponer que medios vasos de agua serán igual de efectivos que latas de mierda para, de alguna manera, señalar/denunciar la galopante plusvalia de objetos aparentemente inútiles, imagino que porque en ARCO, como en general en el mercado del arte , el sentido final de este comercio es el espectáculo de  derroche ritualizado de las clases altas, y nada mejor para rizar el rizo que derrochar en cosas que no parecen valiosas.  De lo que se trata aquí es de vestirse de ese intangible que produce el arte demostrando quien es el que cuenta en esto. Ahí está la diferencia marginal que fija el precio.

Parece que sobre tal hecho se ha tratado de, una vez más, provocar el escándalo. Arco no se entiende sin un poquito de escándalo.  Podría parecer que a la gente le molesta no entender el arte contemporaneo, pero el arte contemporaneo les da igual (Y presumiblemente el resto del arte también).  Las quejas sobre el valor del arte tienen que ver, en el caso del público, no con el significado, aunque pueda a veces parecerlo, ni siquiera con el valor, sino solo con el precio y lo que hay soportando ese precio.  También hay siempre defensores; Oido en la radio (apróximadamente), a propósito de ARCO:

"-La gente se ofende cuando va a esta feria, no entiende, dicen, el arte contemporáneo, pero con esto hay que tener mucho cuidado y ser respetuosos, porque yo no entiendo la física cuántica y no me ofendo por ello, así que, sin ser un experto, y se que hay mucho cantamañanas por ahí, no menosprecio a los artistas que se dedican al arte contemporaneo aunque no los entienda, igual que hago con los físicos."

Primero examinemos críticamente el argumento: La equiparación entre un par de no comprensiones con distintos resultados.
Bien, parece que lo que pasa es  que  no hay duda sobre de qué manera nos beneficia la física cuántica aunque no entendamos la teoria, porque en la práctica (y esto es extensible en general a la ciencia) si entendemos de qué manera nos benefician sus resultados, incluso aunque sean resultados a largo plazo y conlleven muchos, caros e incomprensibles ensayos o investigaciones fallidas. En cambio la ofensa en la no-comprensión del arte contemporaneo se debe a que no parece que el arte produzca nada que beneficie a la sociedad del mismo modo, porque producir si que produce algo que la gente entiende enseguida.   ¿Y qué entiende la gente que no entiende de arte contemporáneo? Entiende para que sirve su comercio, para establecer una diferencia de clase entre ellos y quienes compran el arte contemporáneo.   Pagar 20.000 € por medio vaso de agua o, ya que estamos en Grabado Líquido, pagar 12.000 € por un sencillo aguafuerte, es lo que ofende en general, no el significado de las obras, que aunque esté encriptado en códigos estéticos, filosóficos o conceptuales inabordables para la mayoría, en modo alguno serían ofensivos si no fuese por su precio.
 
 Una diferencia de clase que repele pero que a la vez fascina, fascinación tasable no solo en la audiencia en los dias abiertos al público, sino en la exceptativa creada por la inaguración de los reyes y los paseillos de los grandes coleccionistas y famosos en los dias irónicamente llamados "de profesionales".


Estos pegotes de pintura más que pasear corren.  De Juan Genovés.
 

Una diferencia de clase que  al focalizarse en un ámbito concreto -ARCO, el arte contemporaneo- enmascara el hecho general de que tanto en el arte como en otros sectores económicos que algo llegue a un determinado precio y que este se pueda pagar, y no solo pagar, sino pagar con facilidad, es fruto de una situación estructural de injusticia en el reparto de la riqueza . Sonará anticuado como análisis pero  que un vaso de agua valga 20000 € está en el fondo soportado por la misma lógica por la que un Van Gogh puede valer millones de Euros, y en ambos casos, hay que decirlo claramente, su precio es mentira. Las razones del Arte -una crítica al precio, a la plusvalia sin fin, o un giro significativo en el impresionismo- se convierten en coartadas que tienden a la irrelevancia.

El propio escándalo que producen las obras, su producción hiperreal, es una de las estrategias recurrentes de ARCO y de la prensa que informa sobre la feria. Rutina.  Al final lo de menos son las razones del arte.

Leido en Facebook:

ARCO es una feria como otra cualquiera, como la feria de coches. 

 Vale, de esto no puedo opinar con conocimiento, solo he ido a una feria de coches de ocasión. Sin embargo, y a falta de comprobar cómo funciona en las otras ferias, me sorprende que en ARCO sea imposible que un artista se acredite como profesional. Me imagino que si Jaume Plensa se pone en contacto con la dirección de ARCO y pide un pase de profesional no habrá problema, incluso le darían un pase VIP. Pero si se pone en contacto con ARCO cualquier artista, con sus autónomos de artista (1) y su alta en el I.A.E.(2), que demuestran que tiene una actividad económica y profesional  como productor artístico, o con su carnet de asociado en alguna asociación de artistas visuales española (consultese listado AQUÍ), ¿Sería posible acreditarse?  Me dicen que no, me lo dice una artista que lo ha intentado. Como ARCO no es la única feria en Madrid en estos dias, si puedo decir que Justmad (¿Por su perfil más "abierto" y emergente, por su sobreentendida menor importancia?) ha tenido dias para profesionales donde si bastaba tu carnet de asociado (en mi caso de la AAVC) para acreditarte como profesional. Para mi una postura lógica hacia la producción artística.


El año pasado solo se me ocurrió, respecto de los precios del arte, señalar que lo realmente revolucionario no es ofrecer un precio como escándalo o una crítica desde el top del mercado, sino fijar unos limites contraactuales al precio. En la exposición que a título póstumo ha tenido lugar en Can  Palauet en Mataró, Contracte Comú el artista Octavi Comeron nos ofrece una reflexión precisamente sobre este tema.

De entre varios proyectos, el que da título a la exposición -contrato común- nos ofrece un modelo de contrato elaborado por Octavi Comeron, donde en sus clausulas se determina específicamente el valor del trabajo del artista en la obra y se rechaza la posibilidad de la reventa, y por tanto de la plusvalia. A la vez la obra queda liberada en el ámbito del procomún.


Contrato común de Octavi Comeron

Podríamos discutir sobre la idoneidad o la oportunidad  de este contrato, sobre sus clausulas concretas y sobre la posibilidad de que una iniciativa en este sentido pudiese mover a los artistas en un sentido verdaderamente inédito, revolucionario incluso. Destaquemos por ahora el sentido global de este proyecto y su ataque frontal a la explotación de los derechos de propiedad, tal como el mismo autor especifica en el punto 5 del contrato:


"5.- Con todo esto, el/la Autor/a apela a explorar colectivamente una economía del arte que se fundamente en los derechos del trabajo, cualquiera que sea la naturaleza de ese trabajo, en lugar de la explotación de los derechos de propiedad."



 Incluso en el caso de que sea imposible que alguien use este contrato es alentador que otros artistas se preocupen por estos temas e imaginen soluciones distintas a las que ahora predominan.





(1) Impuesto del sistema de seguridad social español para los trabajadores por cuenta propia o autónomos.

(2) Impuesto sobre actividades económicas.


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