Canon, valor y precio

En el Sindrome Van Gogh expliqué por qué podemos tener serias dudas acerca de si en la actualidad no pueden existir artistas importantes para la historia del arte que pasen desapercibidos o sean ignorados, pero lo hice desde el punto de vista interno, es decir, desde el punto de vista de los artistas y de la conciencia de su propia actividad. Pero ¿Y desde fuera del arte? Como espectadores podemos visitar más centros de arte que nunca e Internet pone a nuestra disposición gran cantidad de información de cualquier evento artístico, así que en principio hemos de pensar que tenemos a nuestro alcance lo que es relevante. Sin embargo, y con respecto al arte contemporaneo, existen siempre dudas sobre el valor de lo que vemos, y eso en el mejor de los casos (Las dudas no es lo peor, lo peor es la indiferencia). Recordemos una noticia de esta semana, en la que nos enteramos que una galería de arte habrá de indemnizar con 22.000 Euros a un artista por destruir dos patatas fritas. ¿22.000 Euros por dos patatas fritas? ¿Responde el pago de esa indemnización al valor artístico de dos patatas fritas?


(Bueno, aquí hay más de dos patatas, esto podría valer varios cientos de miles de Euros yo diría, siempre y cuando se tratase de patatas fritas artísticas, claro)

Este es un ejemplo actual, una anecdota podriamos decir(podriamos decirlo siempre que no se lo digamos a la galerista que va a tener que pagar ese dinero); pero las polémicas sobre el valor del arte contemporaneo siempre giran en torno al valor y/o al precio de los objetos que son presentados como arte, y a la sensación de que como espectadores pueda parecer que nos están tomando el pelo. Parece como si en el pasado lo que es Arte fuese algo claro y más o menos indiscutible, y en cambio en la actualidad lo que ante nosotros se presenta como arte es siempre discutible y dificil de distinguir como tal... ¿Por qué? Tradicionalmente distinguimos lo que es Arte con respecto a un canon. Un Canon es un modelo de excelencia, una norma o un conjunto de ellas que nos indica el valor de lo que vemos. Si lo que vemos se ajusta al Canon estamos ante Arte. Desde finales del siglo XVIII hasta el siglo XX pertenecer al Canon era cosa que decidian los expertos, los críticos, intelectuales e historiadores. Antes del Siglo XVIII, cuando el Arte no se distinguia de la artesanía, eran los gremios artesanales los que distinguian la excelencia por medio de sus pruebas de maestria. En el pasado la visión que se tenía del arte era lineal, y definir el Canon era "fácil". Se puede decir que el canon es algo que se aprende y de esa manera el espectador distingue y disfruta el Arte.



Así pues lo que define el el valor del arte es el canon, pero como el canon es algo que se decanta con el tiempo y es fruto de la especificación de un modelo, distinguir lo que es arte en el caso de lo actual es más dificil, porque el Canon se está definiendo a la misma vez que lo usamos. La importancia de la voz autorizada de los expertos se ha relativizado, porque por un lado la crítica ha entrado en un cierto descrédito y por otro los museos de arte contemporaneo y los estados tienen una política activa en la construcción del nuevo Canon artístico. Es decir, los propios museos no albergan simplemente Arte, sino que lo proponen. Los estados, con sus proyectos de fomento y apoyo a las artes hacen otro tanto.Además cualquiera parece poder opinar sobre qué es y no es arte. Pensar incluso que existe un único Canon es problemático, y si fuese así el hecho de que ahora haya tantas voces legitimadas para hablar sobre él hace muy dificil reconocer en que consiste este Canon... Y en una situación asi la posibilidad de que haya un arte significativo que pase desapercibido más bien parece haber aumentado...

Y no hay que olvidar la cuestión del precio. Nuestra sociedad identifica valor con precio. Si algo tiene un precio muy alto será porque su valor es parejamente alto. Es curioso que con la que está cayendo, con todo tipo de "burbujas" económicas desintegrandose ante nuestros ojos, pensemos que el precio de los objetos artísticos responde a su valor canónico. En absoluto. Baste recordar, para verlo con desapasionada distancia, el caso de las burbujas de los tulipanes, de nada menos que hace 300 años y conocida como Tulipomanía.


La Tulipomanía es un ejemplo fácil de entender que nos indica el desfase estratosférico que a veces se da entre valor y precio, y la fragilidad de este tipo de situaciones, que pueden colapsarse de pronto volatilizando el precio por completo.
En el caso concreto del presente y el Arte contemporaneo el precio desmesurado que alcanzan las obras de arte tiene que ver sobre todo con quienes compran y venden las obras de Arte o a quien pertenecieron previamente más que con su valor como objeto artístico. El mercado del arte, en su segmento más espectacular, es otra burbuja económica más, un fiel reflejo del reparto desigual e injusto de la riqueza en el que vivimos.

Vaya, con este final tan denunciante que me ha salido hoy os pongo un video de Manu Chao. Disfrutadlo:

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