LA TRANSGRESIÓN COMO INSTITUCIÓN

Es sabido que uno de los principios de las Vanguardias históricas fue la trasgresión; A una nueva escuela artística le seguía otra, a un manifiesto otro, a una nueva teoría estética, impelida por la negación de la validez de todo lo anterior, otra aún más audaz. Recordemos los inflamados manifiestos futuristas de Marinetti, su exaltación de la modernidad, la velocidad y la violencia viril de la Guerra (una exaltación que con el tiempo, y no mucho, pasó de una aparente iconoclastia a fundamento de la estética fascista italiana), los comunicados de las revistas Surrealistas capitaneados por Andre Bretón, los provocativos manifiestos Dadas de Tristan Tzara , o el almanaque expresionista de De Blau Reiter:



Esto por citar ejemplos muy conocidos, programáticos, en los que se proponía a la sociedad y principalmente al mundo del arte una abolición de las fronteras, una ampliación de las funciones u objetivos del Arte y lo artísticamente posible.
Fueron las primeras Vanguardias, a principios del siglo XX y hasta su segunda década. Más tarde hubo una segunda oleada de vanguardias, que geográficamente trasladaron su centro de Paris a Nueva York, de la vieja Europa a la joven América. La segunda guerra Mundial propició este desplazamiento, y es reconocida la importancia del exilio europeo en la gestación de estas segundas Vanguardias… En Estados Unidos todo es más grande, todo crece, se bifurca extraordinariamente, y adquiere una relevancia nunca vista antes; con los movimientos artísticos pasó lo mismo. Es el triunfo definitivo de Las Vanguardias y sus transgresiones, es el advenimiento del gran Artista como figura pública, el asalto a los media, los 5 minutos de gloria predicados por Andy Warholl extendidos indefinidamente. Surgen las grandes colecciones de Arte contemporáneo, fruto de las inversiones en Arte de los Gugenheim, de Rockefeller u otros grandes ricos no tan conocidos. La película Ciudadano Kane tiene como ingrediente de fondo este coleccionismo imperial… Y así podríamos seguir, detallando las fechas relevantes, los artistas, ininterrumpidamente y a una velocidad cada vez más vertiginosa, amontonando montañas de –Ismos y neo-ismos, para desembocar en la sopa Postmoderna de los 80/90 donde, como ya he dicho en otras ocasiones, la indeferenciación, la falta de fronteras, parece completa… Cualquier cosa puede ser Arte, un montón de basura en un rincón, una cama desecha, los restos del Vernissage de una inauguración, vitrinas llenas de pastillas, un electrodomestico…



No hay ya ningún experto o institución propios del arte que se erija ante nosotros impidiéndonos el paso e imponiéndonos unas normas que acatar. No existe Canon ni academia posibles. Cualquier conocimiento, cualquier procedimiento puede ser externalizado por el artista, que se atribuye el mérito máximo, el alumbramiento del concepto y la dirección de los obreros especializados que, en todo caso, construirán el objeto, el significante…
Leyendo esto quizá alguien se dirá: Hombre, pero se sigue enseñando Arte de un modo bastante concreto, con asignaturas, es decir, diferencias, contenidos, procesos aplicados, conocimiento no solo conceptual... Si, pero el grado técnico es habitualmente bajo, es fruto del compromiso del alumno, y en muchos centros no es imprescindible, también puede ser externalizado o ignorado para dar prioridad a la idea rectora...
Y hay quien se dirá: Puede ser, pero no estamos ante una situación uniforme, y dentro del mundo artístico hay integrantes (artistas, críticos, etc) que tienen otros criterios, o que protestan por esta situación de ausencia de fronteras, de indefiniciones, Si, hay quien disiente, los Hartistas por ejemplo (http://www.hartismo.com/hartistas.html). Así es, pero son una parte poco visible, al parecer un resto de una mentalidad pasada, arrinconada… Existen, se proclama desde los medios expertos, contextos igualados –novedosos algunos o más o menos tradicionales otros- desde los que partir hacia nuestro proyecto artístico…

Este sería, muy resumido, el discurso políticamente correcto que articula la visión histórica que se tiene del camino del arte Occidental y el estado actual en el que está inmerso. Así pues realmente ¿No hay ya normas, cánones, fronteras, y no hay instituciones que velen por su cumplimiento, como en el pasado hicieron con mano de hierro las Academias? Y si no hay fronteras, si se acepta que “cualquier cosa”, en determinadas condiciones, puede ser arte entonces ¿Es posible transgredir, es posible trasgresión alguna en el contexto actual del Arte? ¿Dónde queda esta actitud, qué ha sido de ella después de toda su historia en el siglo XX?
La trasgresión sigue existiendo, o al menos en el Sistema del Arte hay continuas referencias a ella. Sin embargo algo esencial ha cambiado:
En el pasado la trasgresión te enfrentaba al Stablishment, lo nuevo cuestionaba el orden establecido, la trasgresión era inaceptable para el poder. El famoso Salón francés de los rechazados, donde se dio a conocer el impresionismo y las primeras Vanguardias, es un ejemplo de ello. Como su propio nombre indica fue una alternativa nueva para que el público conociese aquellos pintores rechazados por la Academia. La academia, que definía el Canon, les impedía el acceso a los Salones, a las exposiciones oficiales. Así que decidieron tomar la iniciativa, rebelarse contra el poder (bueno, en realidad el poder les otorgó un espacio para vehicular su protesta). Menos conocida es la reacción de los espectadores de estos salones alternativos, muchos de ellos encontraron muy graciosos todos esos desatinos, y no dudaban en burlarse de ellos...
La trasgresión provocaba la exclusión de la Academia y el hazmerreír del público. También provocaba indiferencia: Marcel Duchamp, en las entrevistas que Pierre Cabane le hizo, en varias ocasiones afirma que las cosas que él hacia (históricamente consideradas fundamentales cambios de dirección en el Arte del siglo XX) eran en general ignoradas por sus contemporáneos. Sus pinturas cubistas, sus ready mades, tuvieron en su momento un impacto mínimo, fueron conocidos por un estrecho círculo y solo retrospectivamente han resultado significativos para la historia del Arte.



Ahora la trasgresión tiene otro efecto. Debido a como se ha revisado la historia del Arte, debido a la erosión de las instituciones académicas, al desmantelamiento de los criterios estéticos y su relativización, debido a los errores de la critica de entonces, a sus vulgares burlas, todo aquello que fue ignorado o rechazado por ser de algún modo trasgresor, es desde hace tiempo reverenciado, mitificado, exaltado. Así que el mundo del arte, escarmentado por la historia, acoge con placer y aprobación cada nueva declaración o manifestación artística que se pretenda trasgresora. Es tal el prestigio que ha adquirido en el mundo del arte una actitud trasgresora que se considera prácticamente una característica fundamental del Rol artístico o de las más valiosas propuestas artísticas. La trasgresión se ha convertido en un argumento crítico, en una Estética incluso. Si, podemos imaginar a los expertos, los curadores y comisarios, deleitandose con la fina o burda ironía de una propuesta, con su “mordiente” antisocial y cuestionador... Porque en definitiva la tortilla se ha girado por completo, y ya es la propia academia quien alecciona en la trasgresión, y es la institución la que la fomenta y le da su apoyo. Los premios Turner(http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Turner) y la fama que se han labrado como evento mediático son un claro ejemplo de cómo han cambiado las cosas y hasta donde ha llegado la institucionalización de la trasgresión.... Me imagino una subasta en Sotheby's o Christie's anunciando en sus catálogos de Arte contemporaneo obras de gran valor, sumamente provocativas, trasgresoras...

Y para acabar, uno de mis "trasgresores" musicales preferidos:


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